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Cuando vives en el extranjero pero la familia llega a visitar

  • Foto del escritor: Andres Sandoval
    Andres Sandoval
  • 6 jun 2018
  • 3 Min. de lectura

Las tres marías

Hay tantas historias, razones y motivos del porque alguna persona decide vivir en el extranjero, al menos por mi parte, llegué a Filipinas con el afán de cumplir mi sueño de viajar y poder conocer este mundo lo más que se pueda, y sin duda es un sueño que me ha mantenido motivado y del cual no me quejo, sin embargo por mucho que este sea mi sueño o pasión, poco tiempo pasó en darme cuenta que viene consigo un gran sacrificio, la nostalgia de lo que has dejado atrás.

No importa la circunstancias, cualquiera que haya decidido vivir fuera de su país extrañará su familia, los amigos, la comida, los tantos lugares acostumbrados a recorrer, los paisajes, el clima o una tacita de café mientras llueve y la neblina paseando entre las calles y así sucesivamente. Es más, han sido varias veces en las que por poco me regreso, porque extrañar es un sentimiento bastante fuerte. Especialmente cuando me pongo a pensar que tengo que ver a mis sobrinos crecer en fotos, llamar a mi madre por el Skype, haberme perdido la graduación de mi hermana, la boda del amigo, la partida de mi abuelita, etc. Realmente, duele perderse cada uno de esos momento. Y como se me ocurrió la maravillosa idea de vivir tan lejos, llegar de vacaciones a Guatemala se me complica demasiado, ya son casi tres años en los que no he podido llegar a visitar.

Por el otro lado, si aún sigo en Filipinas después de algunos años, eso también significa que a pesar de la nostalgia tengo buenos momentos acá que son razón suficiente para haber decidido seguir viviendo en el sur este asiático, por ejemplo los lugares para conocer en Filipinas so paradisíacos, la oportunidad laboral es excelente, acostumbrarme a platicar una segunda lengua, los nuevos amigos, la experiencias y pues haber conocido a mi esposa por estas tierras, etc.

Sin embargo, sucede que en ocasiones uno también extraña a mas de alguien en los buenos momentos, por ejemplo cuando uno se junta con los amigos y en alguna celebración que haya estado muy alegre, uno no puede evitar pensar como sería que los amigos de Guatemala hubieran llegado, o cuando he visitado alguna isla preciosa me pongo a imaginar que diría mi madre si estuviera ahí, o comer algún marisco exótico mientras pienso en cual sería la reacción de mi sobrina más pequeña si viese la comida.

En fin, pasa también que la vida sabe ser agradecida, no he podido volver a Guatemala pero a principios de este año tuve la bendición que mi hermana y mi madre pudieran visitarme por mes y medio, y hasta hoy aún no logro explicar lo maravilloso que es recibirlas en Filipinas y verlas con mis propios ojos.

Es todo un sueño hecho realidad cuando puedes presentar a tu hermana y madre a mis amigos, recorrer la ciudad donde trabajo, mostrarles el apartamento donde vivo, y muy importante, convivir como lo hacíamos antes que dejara Guatemala como desayunar juntos con un buen café, regresar del trabajo y ver a mi madre cocinar para luego cenar juntos y claro que probar de nuevo la comida guatemalteca que me trajeron como los rellenitos, las tostadas y mis frijoles con tortillas.

Catedral en Manila

Luego, cuando los días de vacaciones y fines de semana llegaron pudimos ir a los lugares que siempre les había contado o mostrado en fotos, pero en esta ocasión fuimos juntos, y visitamos sitios como Coron y Boracay en Filipinas, Kuala Lumpur en Malasia y Singapore.

A pesar de los lugares que pudimos visitar, me parece que lo mejor de todo fue compartir juntos, y lo más importante fué que no solo compartieron conmigo sino que con mi esposa, Denise. Al principio, antes que llegaran me preguntaba si se llevarían bien, pero resultó que compaginaron las tres muy bien, tanto que las terminé llamando "las tres marías".

Entre los momentos mas especiales puedo recordar cuando al regresar del trabajo encontraba a mi Esposa aprendiendo a cocinar algún platillo guatemalteco mientras mi mamá le intentaba enseñar, eso sin importar que Denise no sabe Español y mi mamá no sabe Inglés. La verdad no logró imaginarme como hacían para entenderse la una con la otra. Por el otro lado, mi hermana les daba clases de Inglés para mi mamá y Español para Denise y como ejercicio ponían etiquetas a todas las cosas del apartamento con el nombre escrito en ambos idiomas.

Sin duda fue una gran bendición tener a las tres mujeres que más amo en este mundo juntas.

Filipinas

Bulog dos, Corón

Corón, uno de mis lugares favoritos a los que siempre había querido llevar a mi madre.

Isla de Corón

Probando el Bulút

Con mi hermana probando el balut

Malasia

Batu Caves, Malasia

En la entrada de batu caves, Malasia

Monos en batu caves, Malasia

Singapur

Domo botánico en Singapur

Jardines de Singapore dentro un domo

Cascada artificial en Singapur

Denise contemplando una catarata artificial


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